Una vez hecho aquel planteamiento en el vacío emerge el pensamiento consciente, como inconsciente fenomenológico, a través del lenguaje, del fuego, el leib (interno) externo. El instinto del “sentido de la tierra”, no orientado por nada o algo, es el responsable de lo originario del lenguaje. En la Introducción al curso de gramática latina de Nietzsche, en sus escritos póstumos, llega a esta conclusión en la genealogía que hace ahí del lenguaje. Ahí también se entiende el instinto como la operación más propia del individuo o de una masa que surge del carácter visible, y habría que añadir que tal carácter no es único en su entorno. Lo invisible aquí, que son los dioses, ya ha desaparecido, y no tiene nada que ver con el planteamiento en el vacío que hace Prometeo. Ni siquiera se puede decir que están fuera del lenguaje. Ni tampoco pueden ser unos “testigos pasivos” que ven aflorar en sus “estancias” a la propia naturaleza del lenguaje; no hay tales “estancias” que den un “sentido” a lo que está por advenir; no son nisiquiera sombras y Prometo que, al parecer era un sofista, hoy está más encadenado que nunca si alguien siguiera pensando tal cosa. Ese planteamiento en el vacío que hace Prometeo es ya el primer intento de “aparición” del “mundo”; pero no se pasa de algo invisible, las leyes, a algo visible, como creía subrepticiamente Engels. Estamos en un vacío visible sin armadura apartado por el instinto. Sin hábitus o restos humanos. Y ahí el “sentido” aflora sin orientación. Si alguien quisiera poner un chip a ese vacío no habría órdenes que cumplir.
Este es el “humanismo” de Prometeo que, se dejó engañar por los dioses; Zeus creyó que lo tenía encadenado, pero su “regalo sin reflexión” nos muestra su libertad, la suya propia, su hazaña, no la de otros; estos, más vale que sigan, que sigamos, los consejos de Hesíodo al duro trabajo del campesino: “Telas de araña quitarás de las vasijas, te alegrarás cogiendo el fruto almacenado, durante todo el año, no tendrás que mirar las vasijas ajenas. Ellos las tuyas”.[i]
[1] Física 192 b21-33.
[i] “Poesía y filosofía en la Grecia Arcaica”, Hermann Fränkel, ed. Visor, trad. Ricardo Sánchez Ortiz.-