lunes, noviembre 18, 2013

Lo común




Grandes sombras de Ego trascendental se ciernen sobre la filosofía; las sombras no hacen el camino, lo ocultan; 

pero a la naturaleza le gusta esconderse, taparse, a veces mediante la repetición y aliteraciones, a veces mediante 

su propia traducción de frecuencia, egoísta, 

apropiadora de las postas trascendentales, tomando 

por vivo o nuevo 

lo que es viejo, reprochando además que no vemos lo que ella misma está ocultando; muchas veces la filosofía nos 

asombra con memeces; ¿porqué los filósofos se hacen vender de esta manera? No es un problema fenomenológico, 

sino psicológico, sin interés, porque lo común ha perdido la senda.


domingo, febrero 17, 2013

Cárcavo fenomenológico


1
Descartes consideraba al hombre a parte de los animales, porque a estos los consideraba como máquinas; la etología y otras ciencias ya saben que eso ya no es posible; y lo que hoy, en general, se comprende del hombre, llega exactamente hasta el punto en que es comprendido como una máquina, en este caso moral, condenada a justificarse de unas acciones ya inevitables.
El hombre ya no tiene ese don proveniente de un poder superior, el libre albedrío, la voluntad como facultad. Ya no vemos un alto origen en la conciencia o el espíritu del hombre; ha quedado relegado al lugar del que no nació, lo primordial, pero que no nació, sino a través de las invenciones imaginarias de los poetas y luego moralistas. Y ello porque el ser consciente, el espíritu puro al que apunta la justificación, se ha convertido en una fatiga de la que se gasta mucha fuerza nerviosa, no es rentable. Cierto que lo que lo ha hecho no rentable ha sido el propio lenguaje-, pero no se da tal estado de primordialidad de la moral; lo primordial se ha quedado entonces en la mas absoluta soledad animal, sin moral. No podemos oponer otra vez naturaleza y humanidad para "odiar" moralmente lo natural por no tener la supuesta facultad de elegir porque sería expresión de un profundo disgusto de la realidad. No existe animal de presa a dominar más que el hombre. La ciencia nos hace iguales a todos los seres. Puede que la intelectualidad del hombre lo convierta en el más astuto, pero no deja por ello de ser el peor logrado.
2
No creo que los conceptos sean ideas abstractas; son las ideas las que podemos explicarlas de forma abstracta o no; los conceptos surgen siempre de forma trágica y detrás de una forma estética sin concepto; y la conceptibilidad es una capacidad que se adquiere en movimiento fenomenológico, bien sea en una representación o en una experiencia; no puede uno pararse y crear un concepto; el concepto era ya carne y materia antes de ser reutilizado por cualquier manifestación teórica, de tal forma que cualquier materialización de la racionalidad tenía ya un contenido simbólico y lógico, el del concepto en su surgimiento, no el de después; y claro que esto es una descalificación de la manera metafísica en que se pueden y “obtienen” los conceptos, poniendo como potencia la motivación personal; pero no todas las motivaciones personales desembocan en lo mismo, puesto que esas motivaciones temporales no son lo que realmente somos, sino lo que queremos; y eso nos lleva a la representación; quizás tengamos que hablar más con el enemigo, como hacía Gila.
3
Dicen que el hombre opera sobre animales y vegetales, y estos no pueden operar sobre nosotros; deberían pisar el asfalto que no se atreven a cruzar, ¿verdad?  Estas personas de acción, operantes, partidarios en el fondo de la acción total que no saben que están sustentando, podrían quedarse quietos durante unos años, entonces verían que son comidos literalmente por los vegetales; igual que nuestro mundo entero en un par de doscientos de años. Esas personas que han aprendido a no hablar muy alto, se han convertido en copistas muchos de ellos, medievales que sin duda hacen un trabajo interesante reduplicando las ideas de otros, aunque eso sólo, no les define exactamente, pues a ello estamos todos expuestos.
4
No hace falta un soneto de Quevedo de una experiencia entre desagrado personal y justificación a nivel de la corporeidad interna-interna de la retirada, para aprehender una "interfacticidad trascendental"; basta un mero objeto para aprehender una interfacticidad; según Richir la interfacticidad es transpasibilidad de posibilidades fácticas mutuamente extrañas; de sentido fáctico a sentido fáctico; la apariencia del objeto en la que el pensar desaparece es su propia apariencia, lo mismo le ocurre  al pensamiento, que desaparece cuando se queda al margen de la pertinente exposición; hay dos sentidos que se obvian entre sí, uno deja de lado al otro, por la diferencia de registros en que se mueven los dos sujetos-, se trata más bien de saber coger la pértiga de la interfacticidad, y de ese saber dice Richir que nadie es dueño. Richir: "Es necesario saber coger la pértiga tendida para la facticidad y la interfacticidad, pero de ese “saber” nadie es dueño; si es cogida sólo se podrá decir que lo ha sido; y si no es cogida, sólo se podrá decir que eso no ha dependido de ninguna decisión. " Todo sentido, que siempre es la diferencia entre registros, puede crear una distancia que le hace nunca definitivo, porque tiene un "momento de conformación no estructural" pero que se ve de golpe y es "lo ajeno”, originario y teleológico-simbólico, pero encontrado en quiasmo entre dos quiasmos a su vez originarios, el de la "experiencia interna (que a su vez en Husserl es interna-interna e interna-externa) y la experiencia externa". En Richir parece que no hay una inmanencia egoísta primordial que se alinea con la trascendencia una vez superado el sujeto como en el materialismo filosófico, para dar la comprensión efectiva a pesar de las discontinuidades, de ahí el quiasmo encontrado o el encuentro en quiasmo que hace la distorsión originaria de Richir, y no alineación originaria que supondría un círculo hermenéutico que nos anticiparía el sentido sin hacerlo libremente y nos reafirmaría nuestra propia sensibilidad. Y aquí es Gadamer contra Adorno. Por todo ello se puede decir que el SENTIDO articula la ESTÉTICA en la intuición donde, habría que diferenciar entre noema y sentido.
 Dice Ricardo: “La experiencia estética en tanto que inicio y culminación de la reducción estética no es una operación, un acto, no es siquiera propiamente una experiencia, sino más bien experiencia en el límite por cuanto que es el ego el “objeto” de esa experiencia.”
Yo me pregunto si la “experiencia estética” aun eso,  pueda ser un “acto de juicio” ya que el ego es el objeto de la experiencia que, si la hay entonces es interna y seria una experiencia de juicio dada por la “actitud estética” necesaria; ¿hay actos pasivos internos?
También dice que la estructuración eidética depende o tiene su base en los esquematismos fuera del lenguaje; pero esto cómo justifica el que la fenomenología genética generalizada, desde la que se dice eso, sea o se convierta en experiencia. 
En resumen, lo de Richir no es una recta, un infinito catagoremático, sino un infinito adverbial que tiene que ver más con operaciones, con el infinito de una operación (transversal o longitudinal); en la antigüedad la teología contra el arte. Pues nada, gracias a las matemáticas por acrisolar el lenguaje ¿no?
Aquí otro texto ed Richir: “: “lo fenomenológico no está acantonado en la “esfera estética”, sino que la desborda ampliamente, para encarar el arte como uno de los lugares privilegiados donde los hombres se dedican a la fenomenalidad” RMF p.54. Ya no hay razones para distinguir en la fenomenalidad de los fenómenos como nada más que fenómenos, entre lo bello y lo sublime: “el encuentro fenomenológico de la fenomenalidad es a la vez encuentro de la facticidad encarnada (comprendida ahí la mía) de los fenómenos, de eso que les individua y les hace “finitos”, y encuentro de su anonimato fenomenológico, de eso que, desindividuándolos, les lleva hacia lo ilimitado” RMF p.54; en este movimiento cabe poner al arte en su efecto más acá de la separación sujeto–objeto, como medio de “propagar” una espacialización del tiempo (distancia) no constitutiva, sino en plena gestación, apareciendo, y provocando una doble dimensión[1]: longitudinal, que hace que el presente del espectador se extienda y no sea punto instante de reunión informal–ritual rememorativa: el pasado inmodificado en rincones de arte; y transversal: que me reconstruye el mundo no a base de impresiones, sino a base de remitir un o unos sentidos que el espectador pueda crear por sí mismo. Si no se da esto habrá, o exceso de pasividad o anonimato sin más que invade la facticidad como una disposición o ánimo sin distancia, según un juego inmatriciable y, en ese sentido inestable, del uno al otro en un delirio; ya no es cuestión de lo sublime, sino de “el horror desnudo”. La clave está en la “apertura al acontecimiento” musical, como una transformación, que no señala ni actividad de la conciencia ni proyecto ontológico existencial de posibilidades de existir el mundo en el sentido transitivo, sino que comunica la receptividad transpasible de la facticidad del “acontecimiento” y el esquematismo fenomenológico de la fenomenalización. Sí hay actividad/pasividad esquematizante en la cual el aparecer/desaparecer del “acontecimiento” reinicia en el oyente la susceptibilidad de ser acogido. Por tanto ese esquematismo de la fenomenalización es “matriz trascendental” de los fenómenos: “lugar” de acogida de la contingencia  radical de la fenomenalización, que señala el inconsciente fenomenológico.” RMF p.54

5

 Paradógicamente la filosofía es la única instancia que nos puede llevar a los “objetos” de la vida real, la de aquí abajo. Estas son ideas fundamentales de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. No lo puede hacer la ciencia ni la tecnología, que nos entregan los objetos de forma anónima; se podría pensar que la filosofía ella sola y como exclusividad, nos explica no lo que somos, sino lo que manejamos en cuanto seres humanos; si dejamos que otro régimen no filosófico nos explique los “objetos” las palabras no tendrán sentido humano, sino divino, mítico o lo que se quiera, y nos quedamos en automatismos y metafísica real. La filosofía está instalada en dimensiones fundamentales; las coordenadas del tiempo vienen dadas por el régimen de pensamiento filosófico; la filosofía es el modo mismo como estamos instalados. En otras épocas y otros regímenes desfasados que algunos quieren instaurar para la marcha de la humanidad, esto no es así, y la instalación era mítica, mitológica. La filosofía marca una divisoria muy extraña, pero no es frontera; porque se podría decir que la única zona real es la de abajo; y es verdad, esa es la única realidad, la de los objetos.

Des–estructuración de mi sistema perceptivo no “educado”, en contra de mis mecanismos anónimos, cosas que hay anónimas de la percepción, la espontaneidad de buscar resultados en el mundo de los objetos; esos mecanismos los desentraña la filosofía. Esta sería la actitud filosófica, en contraste a la actitud natural que, no necesita desmontar nada.

Los dos polos de la percepción, el espacio y el tiempo, sólo tienen una puerta de entrada: la filosofía. Pero parece que hoy seguimos contentándonos con la imagen de vuelta de las ciencias. Como decía Nietzsche: “a determinada altura todo coincide”; España ha sido, es y será un país mucho más filosófico por ejemplo que Alemania no en cuanto a cantidad sino en cuanto a calidad; cómo gestiona y ha gestionado nuestro país a los filósofos o a la propia filosofía es otro tema vergonzoso pero no tiene nada que ver con la negativa que se hace a España; cuando existía la Escuela de traductores de Toledo, Alemania estaba aún en los bosques cortando leña; tanta o más importancia que Descartes tiene Gomez Pereira o Francisco Suárez; Gustavo Bueno tiene aquí razón; que no hay cantidad, deacuerdo, pero figuras, haberlas haylas. Nietzsche nos dejó una tarea, página 17 de “El libro del filósofo” ed. Tarus 1974: "tarea: reconocer la teleología del genio filosófico. ¿Es en realidad únicamente un caminante que aparece ocasionalmente? En cualquier caso, si es auténtico, no tiene nada que ver con la situación política ocasional de un pueblo, sino que es intemporal en relación con su pueblo. Pero por esta razón su vinculación con este pueblo no es fortuita-lo específico del pueblo se manifiesta aquí en forma de individuo y ciertamente el instinto de pueblo se explica como instinto del mundo y se utiliza para resolver el enigma del mundo. Mediante la separación la naturaleza llega a considerar sus instintos en estado puro. El filósofo es un medio de llegar al reposo en medio de la corriente incesante, de adquirir conciencia de los tipos permanentes con desprecio de la pluralidad infinita….el filósofo como freno de la rueda del tiempo”". Lo que aún no se ha producido es llegar al otro lado de que estamos enseñando y mirar a través de ello lo que produjo el futuro; aún no están estudiados los efectos. Repito: “a determinada altura todo coincide”; si no sabemos quién fue Domingo Gundisalvo por ejemplo, pues eliminamos a un Filósofo más español e incluso nos quedamos callados, porque no sabemos claro, cuando creemos que la idea de la supervivencia del alma individual tras la muerte y su identificación con la “esencia” del aristotelismo es originaria de santo Tomás, otra vez las ideas de Gustavo Bueno, e incluso, dice Bueno, hacemos oídos sordos si leemos en su De unitate et uno la conciliación de unicidad y diversidad adelantándose al tomismo. O la escolástica neopositivista española…que era una escuela o corriente neotomista. En España ha habido además “precursores” (que no son tal) FILÓSOFOS cartesianos, “precursores” erasmistas, que merecen ser explicados históricamente en función de los marcos, internos a la sociedad española de la época, a través de los cuales se produjeron. Lo trágico es que tengan que venir de fuera a decirnos que en España hubo filósofos de primera fila. El haber sido el cauce primario a través del cual el pensamiento clásico volvió a ser recibido en el mundo occidental, después de la ruptura producida en el imperio no sólo por las invasiones germánicas, sino principalmente por las invasiones musulmanas, causantes del «corte del Mediterráneo», ese papel del que se aprovecha toda la filosofía europea, le corresponde a España a partir de la Escuela de traductores de Toledo que, no sólo traducía. El Liber de causis de Juan Hispano, o el De Unitate et uno de Gundisalvo, son unas de las primeras muestras de «pensamiento español» escrito el latín, cuya influencia, junto con la doctrina de la clasificación de las ciencias de Gundisalvo (que prefigurará la nueva ordenación de la Ontología moderna y de sus relaciones con la Teología) ha de ser considerada como uno de los primeros monumentos del «pensamiento europeo».

Si escasean los manuales del sistema de Suárez o de Gómez Pereira no quiere decir que no sean filósofos académicos.

Hay valoraciones dogmáticas discutibles en lo referente a la importancia que se da a lo de fuera, a la Europa “pensadora”, por ejemplo: (Gustavo Bueno dice)

que Lutero y su «prole» representasen una vanguardia y no más bien una reacción; que la «filosofía moderna europea» (Descartes, Malebranche, Hume, Kant) represente el «más elevado nivel de la conciencia de la humanidad», y no más bien la expresión ideológica del individualismo propio de ciertas sociedades vinculadas a la burguesía comerciante e industrial emergente, una ideología que a escala de siglos, se disuelve en sus propios arabescos. No se pone en duda que la ciencia matemática, la ciencia física o la química modernas se desarrollaron al compás de la revolución científica e industrial en Francia, Inglaterra o Alemania, lo que se pone en duda es que el «pensamiento europeo», el pensamiento filosófico, e incluso el pensamiento filosófico que versa en torno a la ciencia misma, haya estado «a la altura» de esa revolución científica e industrial que estaba teniendo lugar ante sus propios ojos. (Descartes, por ejemplo, pretendió poner como fundamento de la ciencia positiva a la duda y al cogito; Hume a las sensaciones; y Kant a las formas a priori de una conciencia autónoma y no heterónoma: pero todo esto es tan artificioso y rebuscado como poner al Pacto social como fundamento de la sociedad política. La categoría de “retraso o falta de originalidad y aportación histórica” no es explicativa, de nuevo Gustavo Bueno tomado en su sentido más objetivo en Ensayos Materialistas. Hay algo que vale, como método, para todos: el pensamiento de una sociedad en marcha, habrá de ser analizado desde la perspectiva de esa sociedad, dice Bueno, (SIGUIENDO AQUÍ A NIETZSCHE AL PIE DE LA LETRA, aunque se despega de él, por si acaso, en cuanto a lo de identicar al pueblo con "el individuo" en cierta fase de la creación filosófica de la que habla Nietzsche, por si acaso... ) que, por otra parte, esa sociedad, no es una sustancia de cuyo seno puedan brotar los pensamientos como si fuesen una secreción orgánica suya repartida en autonomìas autodeterminantes. La sociedad de referencia, es un marco a través del cual los aportes externos de todo tipo son su «alimento» ordinario, y lo que habrá que explicar son los procesos de recepción, selección, composición y combinación de estos alimentos en función de la sociedad de referencia. Si los alemanes premian a un “extranjero” es porque saben que sus propias coordenadas están siendo influidas por las de tal sujeto, en este caso Zubiri como pensador español original; y por eso tampoco podemos decir que Zubiri sea sólo en sus ideas, europeo después de aprovecharse de las becas en el extranjero. 

6

·  Parece que aún hay quienes se empeñan en asentar que hay autores proscritos y dañinos, poniendo el efecto como causa. No se puede cortar heno con una hoz que no corta; cuando el arte ha llegado a estar considerado como tal, como obra maestra, se ha presentado y justificado estéticamente y además se ha desvinculado de otros ámbitos, su estado es neutro, si no ha sido echo para ser presentado sólo como doctrina o propaganda privada. Y lo curioso es que cuando ha llegado a tal estado, cualquiera puede manipularlo para sus propios deseos, incluso psicológicamente; incluso se puede manipular la teoría sobre esa obra de arte; esto nos lo demuestra además el paso del tiempo; obras que se utilizaron por el nazismo como propaganda, son hoy objeto de interpretaciones contrarias para las que se ejecutaron. El consuelo. Qué animal más raro es el arte. Si hoy alguien tuviera la pericia de presentarnos en una película esta diatriba del arte, reiríamos a carcajada limpia…por no pensar en el horror.

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·  Contraste al experimento de Libet:
-el yo no es una ilusión.
-entre el deseo y la acción aún la ciencia no sabe nada, y mucho menos de un segundo antes del deseo.
-la voluntad existe, puesto que “yo” puedo romper mi ordenador cuando me plazca y sin ningún motivo neuronal igual que los romanos se “acababan” a sí mismos simplemente por demostrar su teoría.
-no hay tal cosa como una racionalización post-hoc de nuestro libre albedrío. Claro está que Obama pueda creerse el dueño del mundo, porque es muy muy creyente, también.
-No hay nada extraño a y en nosotros, a no ser operado intencionalmente, aunque no todo puede serlo.
-el decisor o decididor, natural o artificial, es lo dado de suyo.
-no hay falsa percepción del cerebro sino de nuestra propia intencionalidad.
-la fuerza de la idea de que nuestra voluntad está dirigida desde fuera tiene un tremendo potencial, de eso ya son conscientes hasta los enfermos mentales, como ya se ha demostrado en psiquiatría, incluso muchos lo toman como su ángel de la guardia, con lo que la conciencia nos trae la decisión.
-antes de ese segundo, (un segundo antes) del que habla el experimento, todavía no se sabe lo que es.


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  Que la razón científica moderna haya sido llevada a cabo en el nazismo me parece algo superfluo, porque mismamente el autor de “Mi lucha” se guiaba constantemente por astrólogos, e hizo ahorcar al mas famoso de Alemania por aconsejarle el ataque en una ofensiva que perdieron; pero aun suponiendo que los “científicos” del nazismo existieran y aplicaran la razón “moderna”, desde luego sí que lo hicieron acorde a unos fines muy determinados. O sea que esa afirmación necesita matices importantes. Toda forma de pensamiento tiene sus límites, pero eso tampoco implica que llegados a tales, debamos desconfiar de la “razón”.
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   Identificación de Nietsche con el nihilismo, cuando el propio Nietzsche luchó contra tal “nihilismo europeo”; otra cosa es que el nihilismo se deje o no criticar por Nietzsche o quien sea, o que al hacer una crítica fallida de él al final veamos que somos aún más nihilistas.
El modernismo se caracteriza (Gustavo Bueno en “ensayos materialistas”) por una dialéctica entre monismo y finitud del mundo; es decir, si toda filosofía occidental ha establecido un monismo filosófico tan absoluto que culmina con el modernismo que los propios ateos no podían demoler, porque el monismo desecha la infinitud y la resignación ante la muerte para establecer la unidad de los seres, nosotros y otros, y el rechazo de mundos polivalentes, de tal forma que exige una misma regla de construcción de todo, la unidad de la Providencia, o como mucho el dualismo ontoteológico cristiano como inmanentismo espiritualista de Hegel, o el pluralismo infinito leibniziano, que no dejan de ser monismos filosóficos, que realizan la más grande hipostatización de la idea de unidad, todo ello aterriza en la metafísica como ya sabemos, en la unidad ontológica REAL del mundo; ES DECIR, QUE SOMOS, NOSOTROS LOS AÚN MODERNOS, TAN REALES COMO METAFÍSICOS. UNIDAD DEL MUNDO, CONCIENCIA Y ESPÍRITU ES LA TRÍADA MÁS DAÑINA A LA QUE AÚN SERVIMOS. Y es la que crea las contradicciones, no ontológicas, que son muy sanas y recomendables, sino psicológicas.

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·   En el nazismo sólo había pseudocientíficos, o en todo caso científicos que robaron a otros los métodos, por ejemplo a los rusos cuando antes del nazismo la revolución quería conseguir el nuevo hombre mezclado a chimpancés con humanos, más en concreto el semen humano en una hembra de chimpancé; esto es historia, pero no ciencia, porque no cualquier experimento que lleva a cabo la ciencia tiene que ser científico, como ya sabemos.
En cuanto a la infinitud, bueno, habría que matizar mucho, pero como resuelve Bueno, toda modernidad se disuelve en monismos filosóficos que olvidan la infinitud no directamente sino por aceptar el Mundo como unidad; decía Hegel que la infinitud de la conciencia está en su propia finitud, y de ahí que se pueda conocer por la conciencia. O sea que el tomar conciencia lo hace la propia modernidad.
Nietzsche pone en contraste en el Zaratustra al hombre moderno como nihilista, con el superhombre, también en “la genealogía de la moral”. La naúsea, la voluntad de la nada, el nihilismo, sólo se puede interpetar en Nietzsche como la causante el espanto; y, dice, ya que tal cosa la ha provocado el modernismo cristiano, sólo cabe el superhombre que libere la voluntad de tal cosa. El nihilismo es una enfermedad ajena, que no integra el sistema nietzscheano, sino que le viene de fuera; cómo propone superarlo es otro tema.
El modernismo, o mejor, los restos de la filosofía moderna vagan en conflicto con el mundo exterior, como Sócrates, y por ahí todavía debemos pasar todos para superar tal modernismo; en cuanto a la verdad, lo mismo, no hay verdad si no hay un previo “sacudirse de autoridades”. Pero como eso es la excepción, no veo que el marco cultural e ideológico actual suponga un momento distinto, sino más bien conciencia de cangrejo, pues se está rechazando el modernismo sin siquiera pararse a saludar.
En cambio si veo que, a través de las diferentes crisis de los últimos 50 años
el saber post-moderno encuentra su razón en la PARALOGÍA DE LOS INVENTORES de términos filosóficos, como Derrida, Foucault, por ejemplo; y la forma post-moderna que yo identifico con ellos es una forma construida a base de las crisis, podríamos decir, de las diversas formas históricas; incluso se me ocurre que siguiendo la clasificación de los períodos de la técnica de Ortega: técnica del azar, técnica del artesano y técnica de la técnica, la forma post-moderna nos retrotrae, incluso transportándonos a ella, a la primera técnica, la del azar que de repente se topa con un invento que re-estructura lo que se había des-estructurado a partir de la crisis de la metafísica.

"Nunca he dudado de la verdad de los signos, Adso, son lo único que tiene el hombre para orientarse en el mundo. Lo que no comprendí fue la relación entre los signos. He llegado hasta Jorge siguiendo un plan apocalíptico que parecía gobernar todos los crímenes y sin embargo era casual. He llegado hasta Jorge buscando un autor de todos los crímenes, y resultó que detrás de cada crimen había un autor diferente, o bien ninguno. He llegado hasta Jorge persiguiendo el plan de una mente perversa y razonadora, y no existía plan alguno, o mejor dicho, al propio Jorge se le fue de las manos su plan inicial y después empezó una cadena de causas, de causas concomitantes, y de causas contradictorias entre sí, que procedieron por su cuenta, creando relaciones que ya no dependían de ningún plan. ¿Dónde está mi ciencia? He sido un testarudo, he perseguido un simulacro de orden, cuando debía saber muy bien que no existe orden en el universo.
—Pero, sin embargo, imaginando órdenes falsos habéis encontrado algo…
—Gracias, Adso, has dicho algo muy bello. El orden que imagina nuestra mente es como una red, o una escalera, que se construye para llegar hasta algo. Pero después hay que arrojar la escalera, porque se descubre que, aunque haya servido, carecía de sentido. Er muoz gelichesame die Leiter abewerfen, sô Er an ir ufgestigen ist… ¿Se dice así?" Guillermo a Adso en "El nombre de la Rosa"
"Entonces es así… Construí un esquema equivocado para interpretar los actos del culpable, y el culpable acabó ajustándose a ese esquema. Y ha sido precisamente ese esquema equivocado el que me ha permitido descubrir tu rastro." Guillermo al venerable bibliotecario Jorge, "El nombre de la Rosa".