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Comentarios intempestivos sobre Husserl
2. Index 2
γένος,
cantos fúnebres o lamentaciones por alguna calamidad o desgracia
Einfühlung“genealogizaciones”
embrolladas a la vez de dioses y de héroes”. La discontinuidad es
propia de la filosofía; lo dice Gustavo Bueno en el último artículo de El
Catoblepas “Paz, democracia y razón”, casi sorprendentemente: “Mi propósito, en resolución, es subrayar ante
este auditorio distinguido, el hecho de que el principio de discontinuidad,
constitutivo del principio platónico de la symploké, contradistinto del mero principio de
pluralidad, y enfrentado al principio de continuidad que para muchos sigue
siendo el ideal metafísico, de cuño teológico, de la verdadera sabiduría («todo
está en todo»), es decir, de la sabiduría divina, es un principio ampliamente
reconocido en muchas tradiciones escolásticas. Y es pertinente recordar aquí
este punto, porque la clave del materialismo filosófico no reside tanto en el
pluralismo, enfrentado a un monismo absoluto (o a un panenteísmo krausista), ni
menos aún al pluralismo del azar o del caos (ni tampoco, por supuesto, al
principio del corporeísmo propio de ese materialismo infantil o vulgar que
identifica el materialismo con la concepción según la cual todo lo que existe
ha de ser corpóreo), sino con el discontinuismo de la symploké, ya se establezca entre entidades corpóreas o
incorpóreas.” Es decir, que la symploké es
el Teseo moderno, la phantasia de la que habla Richir , compatibiliza con la
transpasibilidad lo discontinuo con lo sintético.
no quieres
creer, - tu cuerpo y su gran razón: ésa no dice yo, pero hace yo.
Lo que el
sentido siente, lo que el espíritu conoce, eso nunca tiene dentro de sí su
final.
Pero sentido
y espíritu querrían persuadirte de que ellos son el final de todas las cosas:
tan vanidosos
son.
Instrumentos
y juguetes son el sentido y el espíritu: tras ellos se encuentra todavía el sí-mismo.
El sí-mismo
busca también con los ojos de los sentidos, escucha también con
los oídos del
espíritu.
El sí-mismo
escucha siempre y busca siempre: compara, subyuga, conquista, destruye.
El sí-mismo
domina y es el dominador también del yo.
Detrás de tus
pensamientos y sentimientos, hermano mío, se encuentra un soberano poderoso,
un sabio
desconocido - llámase sí-mismo. En tu cuerpo habita, es tu cuerpo.
Hay más razón
en tu cuerpo que en tu mejor sabiduría. ¿Y quién sabe para qué necesita
tu cuerpo
precisamente tu mejor sabiduría?
Tu sí-mismo
se ríe de tu yo y de sus orgullosos saltos. «¿Qué son para mí esos saltos y
esos vuelos
del pensamiento?, se dice. Un rodeo hacia mi meta. Yo soy las andaderas del
yo y el apuntador de sus conceptos.» O sea que el sí-mismo es nuestro tirano o lo es para el que no lo
domine. Puede ser el otro Yo en la reducción fenomenológica del que habla
Husserl en el siguiente texto de Apéndice XXVIII, “problemas
fundamentales de fenomenología” ed. Puf, 1991, pág. 266-268
“”””””””””””””Parece que habla
en contra de eso el hecho de que sin embargo el acto de empathía y el acto
empatizado pertenecen al mismo tiempo, y eso concienzudamente. La empathia pone
lo empatizado en tanto que ahora, y lo pone en tanto el mismo ahora que
sí-mismo.
Es necesario aquí poner atención a lo que
sigue. Hay en efecto también por otro lado un ahora presentificado, y eso, no
recordado, luego un ahora que está puesto en una presentificación y no a la
manera de un sí-mismo, y que está sin embargo puesto con el ahora actual en
tanto que el mismo. Así por ejemplo, cuando yo me presentifico ahora la
habitación.
Así el ahora empatizado es también un
presentificado, pero no un sí-mismo intuido presentificacionalmente. Además, el
uno no pertenece a los alrededores del otro, ni inversamente. Tampoco hay
camino de continuidad posible que conduzca del uno al otro, como un camino parecido conduce de un presentificado que se rememora al ahora actual.
El tiempo dado en el empatizar es, si es
efectivamente la empatía empírica (la de la actitud natural) la que está en
cuestión, un tiempo (y un tiempo orientado según el ahora, lo que acaba de
suceder y lo que sucedió, lo pasado) que está puesto empíricamente en tanto que
el mismo tiempo objetivo (en los mismos modos de orientación), como el tiempo
que pertenece a la conciencia propia del empatizante, y al mismo mundo de cosa
empírica, estando dado él en el percepción exterior. Lo que mediatiza esta
identificación, es la relación de los dos Yo al tiempo objetivo de cada cuerpo
y del mundo de cosa: mi conciencia simultáneamente con mi cuerpo y mi modo de
cosa, en el cual se encuentra el otro cuerpo (comprendido en la empathía en
tanto que cuerpo); le pertenece
empáticamente una conciencia, etc.
Afrontemos ahora la reducción fenomenológica.
La reducción fenomenológica que yo realizo,
yo que, en la actitud natural, encuentro de antemano, frente a mí, otro cuerpo
y otro Sujeto-Yo llevado al mismo mundo que rodea al mío, da lo que sigue: los
objetos de la naturaleza de la que he realizado la experiencia, dan, en la puesta
entre paréntesis y por reducción, ciertas conexiones subjetivas de conciencia,
con sistemas correlativos de posibilidades de conciencia motivadas. Y en
correspondencia, el cuerpo-viviente (Leib)
extraño presente en torno a mí entre los objetos de la naturaleza, se reduce en
cuanto cuerpo-material (Körper). Pero
en la apercepción que le constituye para
mí son conectadas al momento apresentaciones, y eso añadidos en una motivación
donadora de derecho, en la unidad de una apercepción, legal en sí-misma, del nivel
superior (“apercepción de hombre”), en la cual un hombre está puesto, por
empathía un segundo Yo está puesto, el cual intuye ese otro cuerpo
viviente-material (Leibkörper) ahí,
de una MANERA INTERNA, en tanto es su cuerpo-viviente, intuido, alrededor de
ese cuerpo-viviente que le está dado impresionalmente, una naturaleza que es la
mía. Aunque le esté dada en otros modos de aparición y modos de conciencia
usuales a la mía.
Luego está claro que, si (como se ha acordado
en estas lecciones) entendemos por reducción fenomenológica la “puesta fuera de
circuito” de la naturaleza dada de forma experiencial a “mi” Yo, y entendemos “yo”
en tanto que sujeto de empathías, no permanece sólo como queda para mí, en lo
tocante a la naturaleza, en tanto que su correlato, el sistema de experiencias
efectivas y, de una manera motivada, posibles, a saber las mías. Pero, ahora, también es en el Yo extraño, empháticamente dado,
donde la naturaleza, en tanto que esta misma naturaleza, es llevada al mismo tiempo entre paréntesis (miteingeklammert), es reducida a las
experiencias de ese Yo extraño, y al sistema posible para ese de sus
experiencias.
“La” naturaleza es pues ahora
no sólo index para mi sistema de experiencias de naturaleza posibles, con el
nudo momentáneo y cambiante de experiencia de naturaleza efectiva, sino al mismo tiempo index para sistemas
correspondientes, y empatizados eo ipso
con la empathía, experiencias en los Yo extraños. Y, lo mismo que en la naturaleza
en general, igual cada cosa particular de la naturaleza es un tal index, que así
es tan desmultiplicado como para mí están dados empáticamente otros Yo. Y, en
el representar “indirecto” del hecho de que no importa cuál de esos Yo hace la
experiencia de todas especies de hombre próximos de las que no hago y hice la
experiencia, me represento también y se entonces también que, de la parte tal
hombre, precisamente esta misma naturaleza hace el objeto de una experiencia; “la”
naturaleza es, en la reducción fenomenológica (que yo ejerzo), un index para
todos los Yo puros a coordinar a todos los hombres, es decir para los sistemas
de experiencia posible, perteneciéndoles a ellos en tanto que Yo de hombres.
Puedo también decir y reconocer: todo Yo
extraño que puede, de mi parte, hacer el objeto de una experiencia, que puede
hacer el objeto de una experiencia por esto que, en el dominio natural de mi experiencia
posible, una cosa puede darse en tanto que su cuerpo y puede devenir sustrato de
emapthía, tiene el poder de ejercer la reducción fenomenológica, y dará por principio
para él el mismo resultado que ha dado para mí.
….cada punto del espacio, punto del espacio
objetivo de la naturaleza, es un index, a saber, una cierta coordinación de
apariciones subjetivas de la naturaleza, y de sus orientaciones, llevadas para cada
Yo a su punto cero en el cuerpo. Y, de nuevo, cada punto objetivo del tiempo y
cada “simultaneidad” objetiva, que pone en relación mi ahora actual, cada ahora
pasado y futuro, y un ahora correspondiente de cada otro Yo, es index para una coordinación
legal determinada, que pone en relación por así decir cada mónada-Yo con cada
otro, y eso habida cuenta de que las motivaciones y las conexiones de motivación
de conciencia les pertenecen correlativamente en conjunto y de una manera
enteramente determinada. Es empathía posible el “reflejo en espejo” de una mónada
en otra; y la posibilidad de tal reflejo en espejo depende de la posibilidad de
una constitución concordante de una naturaleza espacio-temporal, de un idex que
se entiende en el interior de todos los Yo para constituciones de vivencia
correspondiente.”””””””””””
La cosa es simple; para Husserl hay un idex en la
naturaleza que, mientras no se nos demuestre lo contrario, se autorealiza con
nosotros en la empathía; ¿cómo demuestra él esto? Parece que se deduce que a lo
largo de su vida es la única explicación que ha encontrado porque es lo que “parece”
que ocurre en la vida cotidiana del cuerpo-viviente de forma interna nada más,
aunque no niega que haya dialéctica entre lo de dentro y lo de fuera; parece que
el sí-mismono puede ser presentificado de forma intuitiva, pero el ahora de la
empathía nos demuestra que hay una presentificación en la empathía, nos
concertamos con otros mediante el idex de la naturaleza, pero de forma
discontinua en el acto pasivo.
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