Grandes sombras de Ego trascendental se ciernen sobre la filosofía; las sombras no hacen el camino, lo ocultan;
pero a la naturaleza le gusta esconderse, taparse, a veces mediante la repetición y aliteraciones, a veces mediante
su propia traducción de frecuencia, egoísta,
apropiadora de las postas trascendentales, tomando
por vivo o nuevo
lo que es viejo, reprochando además que no vemos lo que ella misma está ocultando; muchas veces la filosofía nos
asombra con memeces; ¿porqué los filósofos se hacen vender de esta manera? No es un problema fenomenológico,
sino psicológico, sin interés, porque lo común ha perdido la senda.