Husserl viejo |
Comentarios intempestivos sobre Husserl
1. Index
El
acto originario del “encuentro con el mundo” puede estar predeterminado
por cualquiera de las partes del encuentro; si la proximidad inicial se trastoca continuamente,
no se puede pedir que aún así, seamos próximos y “olvidemos” la inercia del
olvido, y además se pida compromiso responsable; la concretud fenomenológica de
la era del “diafenomenologismo” en la que vivimos, está pidiendo al sujeto Yo
que se implique en algo que ella misma no sabe lo que es; ni siquiera el
transmisor es inmoral, no sabe lo que hace; ¡como para dejar el espíritu, o el
alma, o lo que sea, en manos ajenas!
No
existe ningún interés por parte de la “mente universal” que es la “hylé
fenomenológica” de conservar la amistad;
pero en cambio siempre tenemos la reducción; la vuelta a la realidad se antoja
cosa “vieja”, algo que ya no tiene cabida; la palabra “realidad” va a
desaparecer del mapa humano, si no lo ha hecho ya; alguien que tiró por el
atajo, que creyó en el “arte” como modo de llegar emocionalmente a la psicología
individual, nos impresionó tanto, que ya no somos más que emotividades
transpuestas, o que se han quedado dormidas de tanto esperar…Pero son ellos los
que dicen entender la interioridad.
Para
intuir siquiera lo que está significando el “diafenomenologismo” sólo puedo
poner un ejemplo tomado de la música, el contundente “a fouco”, el quinto tema
del álbum Ludovico Einaudi - una mattina. Pero entretanto seguiré describiendo
mis comentarios.
La
distancia a la cosa misma que se conoce (que se reduce fenomenológicamente) o
queremos conocer, no la da otra distancia, o no hemos tomado conciencia de ella
por habernos fiado en la intermediación de una instancia como la representación,
sino precisamente el propio conocimiento, su naturaleza que se esconde sin
intención; en eso oculto ya estamos nosotros como subjetividad propia; en la cosa
misma no podemos neutralizar al sujeto sin hacerlo de forma subjetiva; Husserl
decía “Yo” fenomenológico-s: “”¿la reducción fenomenológica puede volverse
hacia la idea de varios Yo fenomenológicos?””, pág.204 de “Problemas
fundamentales de la fenomenología”, puf, 1991. Y a continuación examina
entonces la “empatía”; dice que genera vida de almas, o lo que es lo mismo, es
una instancia sin la cual muchos espectadores caerían muertos de desasosiego o
desesperados, como muchas veces ocurre; es decir que, sacude las conciencias de
otros Yo desde el exterior, sin percepción interna; es decir de forma “irresponsable”.
Husserl dice que la empatía hace “actos de presentificaciones” y la podemos
reducir fenomenológicamente, puesto que no deja de ser una experiencia. Esa reducción, que es doble, Husserl la toma
como justificación de que en la empatía estamos hermanados con otros Yo
fenomenológicos de forma simultanea; son sus famosas mónadas. Aquí tendríamos
que decir entonces que todo conocimiento pretendido se reduce al menos a un Yo
fenomenológico o fenomenologizante, puesto por y en la empatía y ajeno al
nuestro, por actos de la conciencia que son los empatizantes, las conexiones
actuales que crean o motivan “posibilidades de conciencia”; según Husserl se
podría hacer un index de todas la
conexiones para cada Yo. Por último dice Husserl:
“”La naturaleza es un index para una regulación que oculta todo, que oculta todas las
corrientes de conciencia que se mantienen por empatía en relación de
experiencia las unas con las otras; y, especialmente, cada punto temporal
objetivo y cada “simultaneidad” agarrada objetivamente, que pone algo de un mi
ahora presente y el ahora de cada otro Yo (e incluso, cada ahora pasado de mi
recuerdo con cada ahora pasado del recuerdo de otro), cada punto temporal
objetivo, digo-yo, es index para una coordinación legal enteramente
determinada, que, por así decir, pone cada mónada-Yo en relación con cada otro,
y eso habida cuenta de las motivaciones de conciencia correlativamente correspondientes,
enteramente determinadas”””
Es impresionante la fina psicología que
Husserl aplica a la demostración de que el conocimiento no se basa en
neutralizar subjetividades, sino que lo da la vuelta y dice que paso a paso, la
subjetividad nunca es olvidada.
Ahora podemos salir de la entramada serie Husserliana y respirar, porque
a pesar del “diafenomenologismo” el index
se nos muestra siempre en niveles: la ruta, el túnel, el peñasco, el río y . . las
piedras que, simulan las ruinas de la filosofía a lo largo de sus fases;
actualmente nadie sabe recomponer las piedras, pero ese conocimiento ya lo tenía
Husserl, la mente más brillante del pasado siglo.